La responsabilidad social empresarial (RSE)requiere de un importante compromiso puertas hacia dentro pero también hacia afuera. ¿Cómo podemos hacer para llegar con un mensaje efectivo y honesto a toda nuestra comunidad?

Actuar, medir y comunicar. No sabemos si esa podría ser una regla general en la vida, pero sí que es una verdadera ley de oro para una esfera fundamental en las empresas: su responsabilidad social.

En efecto, las tres instancias tienen una importancia central en una estrategia de impacto socioambiental, ya que, si no actuamos, si no medimos y también si no comunicamos, no podremos ser jamás parte del cambio.

Suele suceder, sin embargo, que, por su propia razón de ser, las empresas les otorguen una mayor importancia a las primeras dos instancias y dejen un poco “olvidada” la tercera.

En este artículo seremos muy insistentes con la siguiente idea: comunicar bien nuestros impactos sociales y ambientales es tan necesario como hacerlos.

Muchos creerán que eso es así por una cuestión de reputación, pero lo cierto es que es una idea bastante equivocada. Si bien es importante que nuestra comunidad nos valorice por lo que hacemos, creemos que es más importante aún hacerlos parte del impacto, formarlos, invitarlos a sumarse y a emprender juntos ese camino.

El primer paso: el reporte de impacto

Recién mencionamos la importancia de cada una de las etapas y la de medición culmina con algo fundamental: el reporte de impacto.

El mismo deberá estar basado en el conocido método SROI, que precisamente cuantifica el Retorno Social de la Inversión y nos permite visualizar y calibrar de manera concreta nuestras políticas de Responsabilidad Social Empresaria (RSE).

¿Será este reporte la “biblia” que marcará el pulso de nuestra comunicación? Sí y no. Por un lado, los números siempre importan, y seguramente serán trascendentales frente a accionistas, inversionistas y otros actores interesados en la salud financiera de la empresa.

Pero allí no termina el ciclo de comunicación ya que también debemos incluir a nuestros empleados, colaboradores, clientes, y comunidad en general.

Para todos ellos es importante incluir también una serie de elementos clave, como la empatía, la claridad, la transparencia y también la creatividad.

A continuación, propondremos algunas ideas y prácticas para llevar a cabo todos esos valores

4 ideas para comunicar de manera efectiva el impacto socioambiental de una empresa

1. Compartir historias en primera persona

En efecto, muchas de las acciones de impacto social de las empresas tienen que ver con personas de carne y hueso. Ya sea posibilidades laborales, becas, formación, mejoramiento en su calidad de vida, infraestructura, etc.  

La comunidad, incluso nuestra comunidad de accionistas, merece saber de ellas. ¿Cómo llegaron hasta nosotros estas personas, en qué les afecta e impacta nuestra actividad? ¿Qué buscan, qué sienten? 

Para poder compartir estas historias de manera efectiva, es importante sacarse los corsés de encima. El mensaje debe ser lo más transparente y honesto posible. En este terreno no hay nada peor que una puesta en escena.

2. La creatividad, siempre

Ser responsables no significa ser solemnes. Utilicemos todos los recursos que la comunicación nos brinda hoy en día. Sobre todo, en entornos digitales. 

Pueden ser pequeños clips o reels para redes sociales, videos más largos para plataformas como Youtube e incluso herramientas como la realidad aumentada y la realidad artificial. No escatimemos en ideas ni en recursos.

3. Ser claros y concisos

Uno de los canales habituales de comunicación en lo que a responsabilidad social se refiere es la prensa. A ellos debemos llegar e impactar sobre todo con claridad y contundencia. 

Una linda infografía puede decir mucho, al igual que buenas imágenes o atractivos esquemas y cuadros. No olvidemos: las cifras son importantes, pero es   

4. Invitar a la comunidad a sumarse

En efecto, una buena comunicación de impacto social también requiere de un alto componente interactivo. No nos cerremos a comentarios, devoluciones, seamos lo más abiertos posibles. 

Y más importante aún: animémonos a sumar nuestra comunidad a nuestras acciones de triple impacto. Puede ser un seminario, jornadas de capacitación o incluso de trabajo voluntario. Las respuestas de esa comunidad seguramente nos sorprenderán.