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Barbara Grane  

Acción colectiva: un paradigma que crece y entusiasma a las empresas comprometidas con el desarrollo sostenible

Ideal para PyMes, el diseño de plataformas conjuntas de acción permitirá no sólo bajar costos sino multiplicar los impactos sociales, económicos y ambientales. 

 El respeto y consenso que goza hoy en día la Responsabilidad Social empresarial (RSE) en la comunidad de negocios es sin duda uno aspecto a cuidar y seguir fortaleciendo.

Los propios lineamientos de la ONU, con sus célebres Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), marchan en ese sentido, así como prácticamente todas las iniciativas de las grandes cámaras empresarias.

Todos coinciden en señalar que, sin importar su tamaño o rubro, todas las organizaciones modernas del sector privado deben abrazar el paradigma del triple impacto.

¿Qué significa esto? Que, en lugar de cifrarnos en conceptos como filantropía o caridad, hoy entendemos a las empresas como generadoras de cambios positivos no solo en la economía sino también en la sociedad y el medio ambiente.

Asumir ese compromiso es lo que define hoy a las empresas responsables, alineadas con muchos de aquellos Objetivo de Desarrollo Sostenible identificados por la ONU.

Dicho todo esto, lo cierto es que también conviene revisar un poco una de las premisas de este paradigma: la universalidad. Si bien es completamente cierto que todas las organizaciones del sector privado deben asumir ese compromiso, también es cierto que el impacto y la capacidad varía bastante según el tamaño de la empresa.

No es lo mismo encarar una sólida política de Responsabilidad Social Empresarial para una corporación con presencia en varios países que para una pequeña o mediana empresa. Es por eso que viene bien revisar uno de los conceptos que más ha crecido en el último tiempo: la acción colectiva.

¿Qué es la acción colectiva?

Inspirado en el mundo del derecho, como nos informa nuestra colaboradora Barbara Grane, la acción colectiva en RSE no es otra cosa que una iniciativa responsable y conjunta de parte de varias empresas. Se abandona así un sistema de diagnóstico, gestión y medición individual, para convertirlo y ampliarlo en una plataforma mucho más amplia y diversificada.

Que generará, claro, un impacto más amplio y sobre todo diversificado, algo esencial para los desafíos sociales y ambientales de la actualidad, con flagelos como la pobreza estructural, la corrupción, el cambio climático y la desigualdad económica.

Ventajas de una acción colectiva entre empresas comprometidas con el desarrollo sostenible

Para las Pymes, aunque no solo para ellas, la acción colectiva presenta múltiples ventajas a la hora de pensar políticas de triple impacto.

Por un lado, se abandona de esta manera la lógica unidireccional que impera en las políticas de triple impacto: “cómo lo que YO hago modifica e impacta el entorno donde YO opero”.

En su lugar, emerge un paradigma multidimensional que no sólo ayuda a combatir problemas multidimensionales, sino que también trae aparejado varias ventajas más. Entre ellas:

  • Menor costo y complejidad. Al no recaer toda la responsabilidad en una sola empresa u organización, la acción colectiva se transforma en una herramienta más económica y “simple” para generar impactos integrales.
  • Combate la corrupción. Como ya se ha estudiado extensamente, los programas de acción conjunta ayudan en gran manera a combatir un mal recurrente dentro de las organizaciones: la corrupción. Las iniciativas basadas en principios o en pactos de integridad tienen el potencial de crear nichos para negocios “limpios” en entornos riesgosos. Un ejemplo recurrente: los casinos o casas de apuestas.
  • Impacto en el propio entorno productivo. La colaboración entre diversas empresas, puede ayudar a crear, por ejemplo, nuevos estándares medioambientales en determinados rubros o industrias. También puede avanzarse en la creación de protocolos éticos, sanitarios, laborales y otras tantas áreas más.
  • Estimulación de la innovación. Como ya se ha dicho en más de una oportunidad, dos cabezas piensan mejor que una. Y ni que hablar tres, o cuatro, o más. La creación de plataformas y procesos comunes generará sin duda un caudal de nuevas ideas para llevar a cabo acciones innovadoras. Ya sea, por ejemplo, con capacitaciones que salgan de lo común, contenidos creativos, soluciones y campañas que generen un verdadero efecto contagio y muchas instancias más.

En resumen, podemos decir que la Acción Colectiva es una de las más prometedoras herramientas para potenciar las políticas de responsabilidad empresarial y marchar en efecto a un verdadero panorama de desarrollo sostenible.

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