América Latina ya cuenta con más de 1.000 empresas de triple impacto: cuáles son
La región registra cada vez más compañías que obtienen la certificación de Sistema B. Conoce las historias detrás de las empresas y sumérgete en el mundo ecológico.
El auge de las empresas B en Latinoamérica: un compromiso con el bienestar global
Las empresas modernas se encuentran en una encrucijada donde la rentabilidad ya no es el único objetivo. Bajo el innovador paradigma B, las organizaciones son impulsadas a buscar beneficios económicos, pero con un enfoque particular: garantizar un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la sociedad.
El concepto va más allá de simples declaraciones; ser una empresa B implica adherirse a rigurosos estándares de transparencia, responsabilidad social y una constante búsqueda de mejoras.
Esta transformación empresarial ganó terreno a pasos agigantados en la región. Con presencia en 18 naciones latinoamericanas, el movimiento refleja la creciente conciencia de los líderes empresariales sobre la importancia de un desarrollo sostenible.
De hecho, de las 5.500 empresas B a nivel global, aproximadamente una quinta parte tienen sus raíces en América Latina, contribuyendo con una facturación conjunta de u$s 63.000 millones y proporcionando empleo a 120.000 individuos.
El verdadero propósito de las empresas B
El verdadero núcleo es la aspiración de redefinir el papel del sector privado en la sociedad. Más que solo generar ganancias, estas empresas buscan ser catalizadores de cambio, empleando su influencia y recursos para abordar los retos sociales y ambientales más apremiantes del mundo. En esencia, se trata de aprovechar la inmensa potencia del mercado para formar parte activa de soluciones integrales que promuevan una economía más inclusiva, regenerativa y justa para todos.
El reto que plantea este movimiento no solo es inspirador sino también ambicioso. Los líderes empresariales que adoptan esta filosofía reconocen que el camino hacia el cambio sostenible es exigente, pero los resultados hacen que valga la pena.
En otras palabras, el paradigma B emerge como una guía valiosa para aquellos que buscan equilibrar éxito comercial con responsabilidad global.
En tanto, el crecimiento en Latinoamérica señala un futuro prometedor donde las compañías no sólo prosperan, sino que también impulsan un cambio positivo en el mundo.
Done!, una referencia empresarial en Latinoamérica
Marian Ventura, en 2010, fundó done!, una agencia que no solo crea soluciones estratégicas de comunicación sino que se centra en la sustentabilidad.
Impulsada por Mercado Libre, Ventura y su equipo adoptaron la sostenibilidad en 2018, una iniciativa que profundiza en la gestión empresarial y sus impactos. Esta evaluación exhaustiva aborda aspectos desde prácticas laborales hasta decisiones comerciales y gestión ambiental.
La certificación B les trajo cambios significativos. La firma reconoció en su contrato social el compromiso de generar impactos positivos en la sociedad y el medio ambiente.
Dicho enfoque llevó a done! a cuestionarse constantemente sobre su rol y responsabilidad. Por ejemplo, rechazaron colaborar con la industria de hidrocarburos, priorizando así un futuro sostenible.
Con un conjunto robusto de políticas y procedimientos, como un código de ética y un manual del equipo, la compañía busca trascender más allá de su negocio.
¿Qué es la certificación B de una empresa y para qué sirve?
El sistema B brinda una brújula clara para aquellos dispuestos a embarcarse a una economía inclusiva y regenerativa. De esta manera, se busca reflexionar sobre el rol que ocupan las organizaciones en la sociedad.
El valor de obtener la certificación no se limita a un sello en un documento. Es un testimonio del compromiso de una empresa para cuantificar, gestionar y, lo más crucial, mejorar su impacto.
En palabras de los responsables, esta es más que un reconocimiento; es un proceso. Y es que, más allá de obtener un certificado, lo que realmente importa es el viaje transformador que impulsa a las organizaciones a reevaluar y mejorar continuamente sus prácticas.
Desde el sector aseguran que existe un potencial para cambiar, evolucionar y adaptarse. Con esta perspectiva, invitan a las empresas a enfocarse en el proceso, en cultivar un cambio cultural interno y en reconocer sus fortalezas y áreas de mejora.
Después de todo, la verdadera esencia del modelo de triple impacto no reside en la documentación en sí, sino en el compromiso continuo de las empresas para impulsar un cambio positivo en el mundo.
En resumen, este sistema se presenta como una luz guía en el panorama empresarial, instando a las empresas a mirar más allá de los beneficios a corto plazo y a enfocarse en construir un futuro más inclusivo, equitativo y sostenible para todos.