Economía regenerativa: un enfoque que multiplica el impacto positivo de las empresas
En línea con los propios objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, este modelo busca reestablecer de manera rentable el necesario equilibrio entre el hombre y la naturaleza.
Durante años, décadas y siglos hemos vivido bajo un mismo patrón y modelo de producción, conocido como economía extractiva. ¿De qué hablamos cuando decimos economía extractiva? De un modelo de producción que, sin medir consecuencias, basa su razón de ser en la extracción inmediata de recursos naturales de nuestro planeta.
Puede ser tanto de los suelos, como de los subsuelos o de la vasta superficie acuática. Lo importante de ese enfoque es que no media otra intervención que el acto extractivo, como en el caso paradigmático de los minerales o de los combustibles fósiles
Hace ya tiempo que ese modelo ha sido puesto en cuestión, primero por parte de los sectores ambientalistas y hoy en día podría decirse de la sociedad en conjunto.
Desde el punto de vista de las organizaciones del sector privado, además, dicho enfoque se vio particularmente interpelado por la teoría del impacto social de las empresas. La misma establece que cada organización debe velar por generar impactos positivos no solo en la economía sino también en la sociedad y muy especialmente en el medio ambiente
Qué es la economía regenerativa
El problema ha sido planteado en foros, papers, congresos y más: la Tierra como tal no tiene la capacidad de regenerar los recursos naturales al ritmo que los venimos extrayendo y explotando.
Como decía aquel viejo dicho, lo que es pan para hoy será hambre (y penuria) para mañana. Por tanto, lo que se impone es un modelo de economía regenerativa, que comience a trabajar en la reconstrucción del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. A eso llamamos economía regenerativa.
Al igual que el modelo de economía circular (que pretende asegurar una sobre vida para muchos de nuestros insumos, materias primas y también para nuestros productos y desechos) la economía regenerativa busca detener la degradación ambiental. A través de un enfoque proactivo, “sanador” y además, económicamente rentable.
Ashes to Life, un verdadero caso de éxito de economía regenerativa
Entre las múltiples empresas que ya han incorporado este enfoque a su modelo de negocios sin duda es para destacar el caso de Ashes to Life (“cenizas para la vida”, en español).
Nacida en 2018 en España, esta startup ecológica rápidamente se convirtió en una sólida empresa global y en un verdadero “proyectó de vida sostenible”.
Todo comenzó cuando su fundador se topó con la enorme cantidad de cenizas producidas por uno de los tantos incendios forestales de la zona de Málaga. Ahí surgió la idea de utilizar precisamente ese insumo para producir productos cosméticos a partir de distintas cenizas vegetales certificadas, ayudando a “limpiar” un ecosistema de manera rentable.
Hoy en día su portfolio sigue ampliándose cada vez más, ofreciendo serums ecológicos, mascarillas faciales, jabones y cremas pro age, entre otros productos.
Pero su aporte no se reduce a reutilizar un residuo natural, sino que la empresa destina un porcentaje de las ganancias (hoy en el orden del 10%) para replantar, restaurar y devolverle la vida a los bosques que fueron afectados por incendios.
“Crear desde las propias cenizas” es un poco el lema de la empresa, que con esa restauración no solo genera un gran impacto en los suelos (que recuperan su fertilidad y vida), sino también en la calidad del aire y del agua circundante.
Atenta además al impacto social de su actividad, Ashes to Life trabaja codo a codo con las comunidades locales de esos entornos naturales, quienes se encargan no solo de ayudar en la restauración ambiental sino también en toda la operativa de la empresa.
El impacto es triplemente multiplicador, afectando de manera positiva el entorno económico (hoy por hoy es una de las empresas más exitosas del rubro en España) sino también natural y social. Un enfoque en plena sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, establecidos para 2030.