Innovación
Barbara Grane  

Empresas B: ¿Cómo reconvertir una empresa para medir el impacto social y ambiental?

La entidad sin fines de lucro B Lab, otorga la certificación de Empresas B a aquellas organizaciones que buscan darle soluciones a las problemáticas sociales y ambientales. Las mismas se comprometen de manera legal e institucional a tomar decisiones que tengan en consideración el impacto de sus acciones en las personas y el medio ambiente, así como también a fomentar el aumento de marcas dentro de este movimiento. 

Existen más de 6.000 empresas que cuentan con este certificado en todo el mundo. La propia entidad asegura que no se trata de compañías perfectas, sino que son aquellas que asumen un compromiso que tiene como objetivo una mejora continua en el que el propósito empresarial socioambiental se vuelve el centro de su modelo de negocio. 

Para fomentar el crecimiento de esta propuesta, Sistema B (sector que funciona dentro de la entidad), propone que debe haber un cambio en el paradigma empresarial. Con este objetivo intentan promover políticas públicas que permitan involucrar un mayor número de empresas del sector privado. El desarrollo de un nuevo lenguaje legal, el cambio de regulaciones y políticas de mercado, debe guiarse en la búsqueda de mejorar el impacto social y ambiental positivo

En América del Sur, 4 países ya han aprobado leyes en torno a esta temática, dando así un marco regulatorio, que permite tener en consideración los interés de las empresas que tienen una naturaleza comercial, así cómo también proteger y promover los nuevos propósitos que estas inculcan. En Argentina y Chile, aún se están realizando los proyectos de ley para que estos se adecuen a las particularidades de cada país. 

Requisitos y claves para ser Empresa B

Para obtener este certificado, las firmas que busquen ser Empresas B, deberán poner a disposición su negocio completo, es decir, todas las áreas de gestión de una compañía deben ser sometidas al control que asegura el compromiso de cada una. Además, debe tratarse de entidades con fines de lucro, ya que a diferencia de las fundaciones, organizaciones sociales u otras entidades civiles, que fueron creadas para combatir estos problemas, los negocios deben hacerse cargo de la cuestión socioambiental de manera competitiva. 

No se trata de entidades benéficas, el proyecto busca impulsar un cambio real sobre las empresas que se desarrollan en el mercado, que operan y compiten entre sí para mejorar la calidad de sus productos y servicios. Para esto, deben contar con 4 elementos clave: 

  • Propósito: Deben contar con una motivación real de generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
  • Requisito legal: Ampliar el deber fiduciario de gestores y accionistas para incluir intereses no financieros.
  • Certificación: Compromiso a evaluación constante y mejorar los estándares de gestión y transparencia.
  • Interdependencia: Entender que forman parte de una comunidad con un objetivo común.

El triple impacto como la base de las Empresas B

Las empresas de triple impacto no tienen como único fin la generación de beneficios económicos, sino también la creación de un valor social y ambiental para la comunidad donde se manejan. La búsqueda de estas compañías es adaptarse y fomentar la sustentabilidad, y esto es lo que precisan las Empresas B.

Cuando hablamos de este modelo de negocio, se hace referencia a una economía regenerativa, es decir que a través de la incorporación de prácticas de responsabilidad social empresarial, se encarga de la revalorización y recuperación no sólo de los ecosistemas que han sido degradados, sino también del tejido social. 

El beneficio económico es parte del sistema, pero este no puede ser a cualquier costo. La realización de estudios acerca del impacto ambiental generado por los sistemas de producción y la actividad empresarial en general, es fundamental para llevar a cabo políticas que permitan reducirlo. Y todo esto no puede ser, si no se comprende también la necesidad del incremento del valor social de una empresa. Políticas salariales justas, la construcción de ética y valores, conforman este modelo que se terminará imponiendo en los próximos años si queremos un desarrollo sustentable. 

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