Artículos
Barbara Grane  

Las redes sociales de las empresas también pueden ser una herramienta de impacto social

Generalmente asociadas a una estrategia de marketing, las redes también son una herramienta fundamental a la hora de fortalecer la responsabilidad de una organización. Prácticas y conceptos a tener en cuenta.

Mucho hemos hablado por aquí de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y de cómo la misma moldea a las organizaciones del sector privado en la actualidad.

En efecto, toda empresa moderna está “obligada” a abrazar un paradigma de responsabilidad socioambiental, asegurando que sus impactos en la economía también estén acompañados por impactos positivos en la sociedad y el medio ambiente.

Detrás de esta idea subyace la teoría de stakeholders, o grupos de interés e impacto de una empresa. Según la misma, las personas afectadas e interesadas en el desarrollo de una empresa no son solo los dueños y accionistas sino también los empleados, proveedores, personas de la comunidad donde está establecida y de la sociedad en general.

También se desprende de este enfoque la teoría del triple impacto, que establece que cada empresa debe promover y encarar acciones positivas y simultáneas en esas tres áreas: la economía, la sociedad y el medio ambiente.

Son muchas las acciones y políticas que las empresas vienen incorporando desde el florecimiento de este paradigma, pero muy pocas de ellas se han enfocado en una poderosa herramienta de cambio: las redes sociales.

En efecto, por su propia potencia, alcance y popularidad, las redes son una plataforma ideal para llevar a cabo muchas de las acciones de la llamada Responsabilidad Social Empresarial.

Las redes sociales como motor de cambio

Hoy en día a nadie se le ocurre la existencia de una empresa, por más pequeña que sea, sin presencia en redes sociales. Ya sea Facebook, Instagram, TikTok y también LinkedIn, las organizaciones del sector privado deben tener una activa estrategia de generación de vínculos y contenidos en esas plataformas.

Respetando en cada caso sus particularidades y estilo, claro que sí. Curiosamente, hay un punto en el que pueden y deberían confluir todas: la necesidad incorporar un enfoque socialmente responsable.

Y este compromiso debe ser genuino. En términos ideales, la RSE no es otra cosa que un comportamiento corporativo que busca favorecer el bien común de manera voluntaria. No porque determinada reglamentación gubernamental así lo estipula ni tampoco porque “queda bien” y puede sumar “likes” o aprobación del público.

Un modelo de buenas prácticas

Entendiendo esto último, el siguiente paso debería darse de manera casi natural y espontánea. ¿Y cuál sería ese paso? Desprenderse, para empezar, de la visión más mercantilista de las redes sociales, esa que las entiende solo como una canal de comunicación y venta con nuestros clientes.

Que lo seguirán siendo, claro que sí, pero debemos entender que también tienen una dimensión de impacto social muy importante. Ya sea por la transmisión de valores (que hacen a la ética y a la moral, pero también a la convivencia ciudadana) como por el fomento de los mismos.

A continuación, repasaremos algunas prácticas que bien pueden servir para abrazar y poner en práctica este enfoque:

Utilizar de manera integral su potencia comunicacional. En efecto, recordemos siempre que no le estamos hablando solo a nuestros clientes o posibles clientes, sino a una comunidad muy diversa.

Comunicar de manera transparente y honesta nuestras políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Por supuesto que son un gran canal de difusión para hacerlo, pero no a modo de “lavado” de imagen. Sino porque realmente confiamos que tratar temas como el cuidado del medio ambiente, la inclusión social o las brechas de género con la audiencia es un beneficio para todos.

  • No todo son clicks ni likes. Ni tampoco tráfico a nuestros sitios o plataformas de e-commerce. Debemos admitir con cierta calma que muchas veces simplemente estaremos participando de una conversación grupal y social. Y no de una mera búsqueda de conversiones.
  • Incorporar, de manera orgánica y no impostada, algunos de los temas sociales del “momento” . Nuestras redes no deben ser nunca un “tubo del silencio” que no escuchan a la audiencia y a la sociedad en general. Para ello, es necesario involucrarnos de manera directa y honesta sobre muchos temas que suelen ser espinosos y complejos (incluso los políticos). Un buen equipo de Comunicación puede ayudar a hacerlo.
  • Cuidado con los trends y las tendencias. Así como hablan de los temas sociales del momento, las redes suelen tener sus propias reglas de comunicación, que pueden aparecer en forma de hashtags, challenges o trending topics. No nos subamos a cualquiera de esas tendencias solo para buscar tráfico.
  • Cuidado con la perfección. En las redes no todo debe ser perfecto, ni idílico, ni 100% aspiracional. En los tiempos que corren recuperar cierta naturalidad en la comunicación puede ser un paso más que saludable.

En conclusión, las redes sociales pueden ayudar a las empresas a comunicarse con su audiencia y comunidad de una manera constructiva y colaborativa. El desafío está al alcance de todos.

Leave A Comment